El teatro de Alboraya tiene algo especial. Actuar allí es como volver a casa después de un largo viaje. Nos sentimos tan a gusto que siempre nos sabe a poco.
Las entradas no llegaron a la taquilla. Lleno. El público se volcó con nosotros y nosotros lo dimos todo.
Gracias a todos los que vinieron a vernos e hicieron posible una noche mágica.